Título original: Double Indemnity
Año: 1944
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Director: Billy Wilder
Guión: Raymond Chandler, Billy Wilder (Novela: James M. Cain)
Música: Miklós Rózsa
Fotografía: John F. Seitz (B&W)
Reparto: Fred MacMurray, Barbara Stanwyck, Edward G. Robinson, Tom Powers, Porter Hall, Jean Heather, Byron Barr, Richard Gaines, Fortunio Bonanova, John Philliber, Bess Flowers, Miriam Franklin
Género: Cine negro. Intriga. Thriller | Crimen
Premios y Nominaciones: 7 Nominaciones al Oscar (Película, Director, Actriz "Stanwyck", guion, fotografía B&N, Banda sonora y Sonido), 2 Nominaciones al Círculo de Críticos de Nueva York (Director "Wilder" y actriz "Stanwyck")
Nota en IMDB: 8.5/10
Nota en Rotten-Tomatoes: 96%
Nota en Filmaffinity: 8.5
Sinopsis
"En la ciudad de Los Angeles un agente de una compañía de seguros (Fred MacMurray) y una cliente (Bárbara Stanwyck) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros."
Comentario:
Hay obras destinadas a representar los géneros del cine. Uno no puede pensar en el Holocausto sin tener automáticamente la primera idea en su cabeza de la Lista de Schindler, no de El Pianista, ni La Vida es Bella, sino la de Spielberg, lo mismo pasa con el cine de Gangsters y El Padrino. Si bien es cierto El Halcon Maltes de John Huston, Perversidad de Fritz Lang, Sed de Mal de Orson Welles o la misma Sunset Boulevard de Billy Wilder (aunque esta más entra como cine dentro del cine), son algunas de las máximas representantes del film noir tan popular en la década de los cuarenta. Pero si hay una sola película que pueda representar el género, por su valor artístico, por la estructura y el esqueleto en el cual se basan todas las cintas del cine negro, por su popularidad, por lo que el paso del tiempo ha hecho con ella, por todos los guiños, elementos, personajes, situaciones que sirvieron de base para muchísimas obras posteriores, por su legado, no tengo dudas que la cima, la cumbre, la cúspide del género es para Double Indemnity de Billy Wilder.
Hay obras destinadas a representar los géneros del cine. Uno no puede pensar en el Holocausto sin tener automáticamente la primera idea en su cabeza de la Lista de Schindler, no de El Pianista, ni La Vida es Bella, sino la de Spielberg, lo mismo pasa con el cine de Gangsters y El Padrino. Si bien es cierto El Halcon Maltes de John Huston, Perversidad de Fritz Lang, Sed de Mal de Orson Welles o la misma Sunset Boulevard de Billy Wilder (aunque esta más entra como cine dentro del cine), son algunas de las máximas representantes del film noir tan popular en la década de los cuarenta. Pero si hay una sola película que pueda representar el género, por su valor artístico, por la estructura y el esqueleto en el cual se basan todas las cintas del cine negro, por su popularidad, por lo que el paso del tiempo ha hecho con ella, por todos los guiños, elementos, personajes, situaciones que sirvieron de base para muchísimas obras posteriores, por su legado, no tengo dudas que la cima, la cumbre, la cúspide del género es para Double Indemnity de Billy Wilder.
Hablar de Perdición, es literalmente perderse (valga la redundancia) en una odisea tan bien estructurada, tan bien contada, tan bien planeada y ejecutada que ni te das cuenta que estas frente a una película, es toda una experiencia, nunca te percatas de los movimientos de cámara, ni de los planos, ni del guion, ni de las actuaciones, ni la fotografía, absolutamente nada, no puedes pensar en nada, es un laberinto argumental sin límites, que lleva a espectador hasta el éxtasis de la desesperación.
Double Indemnity es una de las obras más perfectas que jamás se hayan realizado (incluso su famoso raccord de la puerta, es un error que forma parte de su perfección), muchas películas tiene valor subjetivo por su capacidad emocional, aun cuando uno pueda cegarse ante la notoriedad de sus pequeñísimos fallos en ciertos apartados, todo eso queda olvidado en favor a la experiencia emotiva que pueda ofrecer una cinta. Para definir “Perdición” hay que analizarlo con tiempo, y es luego de darle vueltas a la película uno se da cuenta que es absolutamente perfecta, que cada pieza de la trama forma un engranaje impecable, que no deja nada al azar, que cada línea es extremadamente importante para el desarrollo del metraje, que la inteligencia y la sutileza con que está descrito cada detalle no puede funcionar mejor de lo que está; es como si todo el universo se hubiera acoplado de la mejor forma en esos 102 minutos con una probabilidad tan grande como los años luz del infinito.
Perdición es una cátedra de cine, es un ir y venir de suspenso, tensión, desesperación, sorpresa, potencia; también es un ejemplo de lo que significa un verdadero guion que sorprende aun si la vez una docena de veces, que cada vez se descubre algo nuevo. Diré que es la tercera vez que me siendo a disfrutar de esta obra, la primera ocasión la cogí ya empezada en tv, casi el final, evidentemente fue una mala decisión, porque ya sabría cómo acabaría cuando la quisiera ver completa, la segunda vez que la vi, a pesar de que ya tenía conocimiento de sus 30 minutos finales, no dejó de sorprenderme; y la he revisado una tercera vez y el resultado ha sido mucho mejor. Conclusión; Double Indemnity es una obra para la eternidad, porque se hace más grande con el paso del tiempo y con los nuevos visionados, gana en lugar de perder, y realmente pocas cintas pueden presumir de ello.
Walter Neff es un hombre solitario, reservado, entregado a su trabajo en una compañía de seguros, maneja con precisión todos los rincones de tener una póliza contra accidentes, pero tiene un deseo oculto en su interior, que lo lleva por un sendero sin retorno adornado por la avaricia y la pasión; todo esto se activa por la presencia de Phyllis Dietrichson. Perdición es una cinta que representa muchas cosas, a mi modo de ver es la cima del cine negro, pero quizá esto no se compara con la siguiente afirmación, puede no ser el top del film noir; lo que sí es innegable es que Phyllis Dietrichson es la máxima autoridad, representante absoluta, la cúspide inalterable y la razón por la cual existe ese término llamado “female fatal”, aquella mujer seductora, intensamente atractiva, sugestiva, manipuladora, egoísta, ambiciosa, calculadora, que se lleva todo el film a sus espaldas, y no podía ser otra que con la leyenda y diosa del séptimo arte Barbara Stanwyck. Phyllis y Walter formarán una sociedad mortal para cometer un asesinato y cobrar la “doble indemnización” que es el título original de la película, el cual se refiere a accidentes improbables con lo cual la compañía de seguro se compromete a pagar el doble.
A la par de una de las mejores parejas protagonistas que ha parido la madre cine, está un secundario de lujo, de esos que son indispensables y que aportan un grado de carisma y sobriedad exclusivo y característico, me refiero a Barton Keyes, un tipo de una inteligencia abrumadora y de un sexto sentido inalterable, un hombre que no descansará hasta encontrar la verdad detrás de la mínima incongruencia o detalle de un accidente.
Que se puede decir de su guion que no se haya descrito en las líneas anteriores, tener a Billy Wilder es sinónimo de lo mejor de lo mejor, por algo es el guionista mas grande de la historia para un servidor. Basado en una novela de James M. Cain, Wilder y Chandler exprimen al máximo las líneas de la obra para transcribirlos a la pantalla, apoderarse y salir de la misma, y de esa manera formar una experiencia única. Con escenas dotadas de una maestría insuperable, Wilder maneja con tanta precisión cada momento y cada segundo, que el ritmo del film adquiere un in-crescendo espectacular, desde su gran acto inicial con Walter desviándose a velocidad en su carro y con unos primeros 7 minutos que revelan prácticamente el final de toda la cinta; genera una expectación intensa. Nos convertimos en detective al unir cada una de las piezas inconclusas que se desarrollan durante la trama. Dirección apoteósica y soberbia, Wilder es El Zeus del Olimpo cinematográfico.
Sus actores están en estado de gracia plena, Fred MacMurray, crea todos los matices para regalarnos un Walter frió, inseguro, impasible, que hace que su metamorfosis y su admirable capacidad para redimirse, ataque la fibra sensible del espectador. Edward G. Robbinson, uno de los grandes actores de los cuarenta, nos ofrece un recital magistral con su “Keyes”, ingenioso, carismático, perspicaz.
Y por supuesto al final dejo a Barbara Stanwyck, a quien amo profundamente y es una de las mejores actrices de todos los tiempos, es que simplemente no podría estar mejor, se hace querer y odiar al mismo tiempo, su interpretación es brutal, existen momentos en los que no sabes de qué lado está o cuando dice la verdad y cuando miente, increíble, sublime, admirable, el papel mas recordado y más legendario su carrera, la fémale fatale por excelencia, personaje para los anales del cine; Barbara Stanwyck; leyenda, mito, diva eterna, . En el reparto femenino he de destacar también a una pequeña pero muy solvente y maravillosa interpretación de Jean Heather como Lola Dietrichson, emotiva y encantadora.
Técnicamente todo es excelente, su fotografía, la edición trepidante de sus escenas, su diseño de producción, sus atributos artísticos, pero como ya lo dije en un inicio es muy difícil fijarse en estas cosas en plena función. Pero lo que si tengo que destacar es la composición de Miklós Rózsa, cuyas notas remarcan el argumento, potencian la atmósfera lúgubre y macabra de ciertas escenas; cuya melodía principal es perdurable.
Obra maestra le queda cortísimo. Cumbre del séptimo arte de visionado obligatorio.
Obra maestra le queda cortísimo. Cumbre del séptimo arte de visionado obligatorio.
NOTA:
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