Opinión personal.
Dos niños (hermanos) deciden buscar a su padre; que no conocen, a Alemania. Sin tener ningún conocimiento, control, ni guía, se aventuran en una odisea tan oscura como esperanzadora, tan sombría como peligrosa. El estilo de Angelopoulos es pausado, reflexivo y transgresor; utiliza planos largos y diálogos escasos para contar el fragmento de una historia que parece no tener fin; e incluso juega con el tiempo y espacio (sobre todo en esas escenas donde los extras y secundarios quedan estáticos), pero en este caso, el argumento de los dos niños verdaderamente se hace parte de nuestros propios sentimientos y miedos. Es maravilloso ver que un desarrollo tan sencillo y temas tan complejos estén inmiscuidos en un solo fotograma.
Admirable y bellísima fotografía nos traslada a una Grecia desolada; por sus personas que viven el día a día, que trabajan y mantienen su propio ritmo de vida monótono y común; y como la historia va entrelazando a nuestros protagonistas con cada personaje que se encuentran en su recorrido, algunos con buenas intenciones y otros cuyo objetivo solo es aprovecharse de la situación. "La esperanza es lo ultimo que debemos perder" este pensamiento nos queda luego terminar el recorrido de los niños; que a su vez es el inicio de otro camino mas largo y probablemente mas espinoso que el que nos ha mostrado Angelopoulos durante estas dos horas de viaje.
Dentro de este mundo reflexivo y cincelado de niebla, la película retrata la infancia y su cruda realidad, nos muestra la naturaleza humana desnuda, percibimos el exterior como una amplia y sombría bruma que nubla el horizonte y las metas propuestas.
Maravillosa, poética y sorprendente proeza artística, que se destaca y sorprende por su valentía y su sencillez; con un despliegue técnico prodigioso. Quizá solo resulta un poco larga en cuanto a su metraje, pero no se puede decir que sobra alguna escena o algún plano.
NOTA: 8/10