domingo, 7 de junio de 2015

Tokyo Monogatari (Cuentos de Tokio) - Yasujiro Ozu ) - 1953



Director: Yasujiro Ozu
Guión: Yasujiro Ozu & Kôgo Noda
Música: Takinori Saito
Fotografía: Yushun Atsuta (B&W)
Reparto: Chishu RyuChiyeko HigashiyamaSetsuko HaraSo YamamuraHaruko Sugimura,Kinoko NiyakeKyoko Kagawa


Sinopsis
"Una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos, pero ninguno de ellos tiene tiempo para atenderlos, por lo que deciden enviarlos a un balneario. Cuando regresan, la madre pasa una noche en la casa de una nuera, viuda de uno de sus hijos. A diferencia de sus cuñados, Noriko muestra afecto por sus suegros y conforta a la anciana. "



Comentario:
El cine oriental y siendo más específico: el cine japonés, ha logrado establecerse en una posición privilegiada de entre las grandes potencias que imprimen la historia del séptimo arte, Y es que hablar sobre el cine nipón, de directores como Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi, Yasujiro Osu, Masaki Kobayashi, Mikio Naruse, etc, es introducirse en una cultura totalmente desconocida para nosotros como occidentales.

Puedo decir que he asistido a una de las experiencias más grandiosas frente a una pantalla de toda mi vida, la película a la que me referiré a continuación es el film que representa todo lo que es Japón, todo lo que significa ser ese país. Si bien es cierto “Cuentos de Tokio” no es la película más reconocida del cine oriental,  internacionalmente hablando tampoco es la más importante, films como Los Siete Samurais o Rashomon del maestro Kurosawa pueden jactarse de ser los pilares fundamentales del cine Nipón. Pese a esto, la película que verdaderamente representa la importancia intrínseca de Japón es “Cuentos de Tokio”. 



Mientras Kurosawa utiliza la grandilocuencia para contar sus historias e imprime imágenes poderosas como ningun otro, maneja la edición de una forma insuperable, (razón por la cual se ha dicho que es el director más occidental) y Kenji Kizoguchi plasma el arte a base de argumentos llenos de sentimiento y emoción, contando historias que quitan el aliento, haciéndolas inmortales y verdaderas obras de arte imperecederas, lo que hace Ozu probablemente es más complejo aún. Porque en una película de Ozu no hay grandilocuencia, no hay historias potentes ni impactantes, lo que hay es un cuento muy pequeño sobre una familia japonesa media.. (Las películas de este director tienen este sello).

Ahora. ¿Por qué es tan grande “Cuentos de Tokio”?, porque lo que da la impresión de ser un simple documental de una familia “X” en un periodo determinado, lo que pareciera una grabación con cámaras de un nucleó familiar en la época de los 50, es  en realidad la más perfecta representación de la vida de una familia media y común.



La película plasma de una forma mágica la soledad de la vejez, expresa muchísimo más de lo que aparenta, es una maravilla sin precedentes en cada cada plano, cada conversación, cada paseo, cada encuentro, cada reunión familiar. La historia de una pareja de ancianos que decide hacer un último viaje a Tokio para visitar a todos sus hijos, a pesar de los impedimentos geográficos y la indiferencia de sus propios vástagos, ellos encuentran la felicidad en la vida, y también la amabilidad de la nuera cuyo marido murió durante la guerra.
Los personajes son absolutamente conmovedores, sobre todo Shukishi que es la representación de la serenidad y amabilidad, y Noriko que es la ternura y la solidaridad en su máxima expresión, dos de los presonajes más hermosos que el séptimo arte ha creado alguna vez. 

Quizá lo mejor del film es Setsuko Hara que logra cautivarnos cada vez que aparece en pantalla, crea una conexión inexplicable con sus suegros que no se puede expresar con palabras, solo puede sentirse mientras se disfruta de la experiencia inigualable que es "Cuentos de Tokio".
Las lágrimas se me han escapado en más de una ocasión, ya que a parte de la absoluta y maravillosa historia que cuenta, Ozu lo hace tan grande y tan glorioso que por fin he podido entender porque esta película se la ha catalogado como la más importante para Japón, y a su vez Ozu es el director más respetado y querido por allá.

Estos japos definitivamente son una droga, y a Yasujiro Ozu lo tengo en un pedestal y con ganas de ver más cine de él, y si va por el mismo camino que Kenji MIzoguchi y Akira Kurosawa seguramente entrará en la lista de mis directores favoritos.

Actualmente "Cuentos de Tokio" está ganando terreno en las listas de las obras favoritas de los críticos de cine, incluso en un par de estos rankins ya es considerada como la mejor película de todos los tiempos, si, por encima de "Ciudadano Kane", "Vertigo" o "El Padrino" (Como es el caso del último top relizado por los directores que se publicó este año), así que si no la has visto. ¿Que estás esperando?.

Catalogarla como "Obra Maestra" le quedaría tan corto que sería insultar a la película, impuntuable, tan grande como el universo


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